lunes, 20 de diciembre de 2010

¿Un cigarrito?
Adriana Braniff | Opinión
Sábado 18 de Dic., 2010 | Hora de modificación: 01:05


Las cajetillas de cigarro perdieron su glamour. Ahora sacar unos cigarros de la bolsa y ofrecerlos es mostrar fotografías espeluznantes. Como ya sucede en otros países, ahora en México ya comienzan a circular con terribles imágenes que muestran las consecuencias y enfermedades que trae consigo el fumar. Con esto se pretende disminuir el índice de tabaquismo. Para medir el impacto tendremos que esperar largos años, pero podemos empezar a revisar lo que ha sucedido en otros países que implementaron la medida mucho antes, a sabiendas de que los paquetes de los productos juegan un papel fundamental en la estrategia de venta de los mismos.

Canadá fue pionero en establecer reglas que obligaron a las compañías tabacaleras a poner este tipo de fotografías en toda cajetilla que se vendiera en este país. Lleva haciéndolo 10 años. Desde el 2000, por ley, todo paquete debe tener, en el 50% de su superficie, una imagen que muestre la fatalidad del uso del cigarro. Las autoridades sanitarias utilizan este medio para comunicarse con los fumadores y advertirles del riesgo que corren cada vez que se llevan uno a la boca.

Las imágenes son oficiales y proporcionadas de manera electrónica por la autoridad sanitaria del país, que cuenta con 16 fotografías que deben alternarse en las cajetillas...

Así, en vez de ver diseños y colores llamativos, vemos fotos de ceniceros desbordados de colillas, de pulmones podridos, de enfermedades del corazón, de pacientes muriendo de enfisema pulmonar o de niños siendo fumadores pasivos ante algún adulto inconsciente. Y por si no fuera ya impactante la imagen por sí misma, deben, por ley, llevar leyendas como: “Los niños hacen lo que ven”; “Fumar daña al bebé”; “Fumar causa impotencia”; “Fumar mata”; etcétera. Y aún hay más. Para que el mensaje llegue bien, también, por ley, las cajetillas deben informar sobre los niveles de emisión de los químicos tóxicos que contienen.

Si después de este terrible bombardeo el fumador insiste en abrir la cajetilla y fumarse un cigarro, en el interior encontrará un papel con recomendaciones para dejar de hacerlo o con respuestas a preguntas relacionadas con las enfermedades del tabaquismo. Todo esto, obligado por la ley de salud canadiense.

Desde que se implementaron estas medidas, la autoridad sanitaria de este país realiza un monitoreo anual sobre el uso del cigarro en personas mayores de 15 años, y las estadísticas muestran que de 1999 al 2009, el consumo del tabaco bajó considerablemente. Mientras que en 1999 el 25% de la población de 15 años y mayores fumaba, hoy en día sólo el 18% lo hace. Claro que es difícil cuantificar el impacto de esta medida por sí sola, ya que las cifras muestran el resultado de un conjunto de medidas anti-tabaco implementadas simultáneamente. Aumentó a la par el impuesto al cigarro, se prohibió fumar en oficinas y se realizaron campañas en los medios de comunicación.

La experiencia canadiense nos muestra que sólo una estrategia a largo plazo, y con varios frentes, puede ayudar a bajar los índices de tabaquismo en la población. Tenemos mucho por hacer.

¿Un cigarrito?...

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